A Eugenio se le había escapado por una buena cantidad de superficie celular un sentimiento recurrente pero realmente muy difícil de identificar en lo que respecta a su conciencia de origen. ¿Por qué molestarse en ostentar pasiones de aeropuerto?, ¿Para qué ofrendar con esa comida de sospechoso preparado a la palaciega anatomía?... ¿para qué? si algunos instantes después como un muñeco apto para todo público, nos deleitamos con los caramelos de cualquier vecino amante de las buenas costumbres...
(Fragmento de "Compendio de malas costumbres")
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